martes, 27 de febrero de 2007

Del Aburrimiento a la Fiesta

Del Aburrimiento a la Fiesta

Aburrimiento

“¿Te gusta maldita árabe?! Cuatro mil electrochoques debería darte! Una por cada norteamericano muerto en el Word Trade Center! maldita musulmán!” así le hablaban a “mojame la pepa”, así le decíamos los militares latinos a una guerrillera iraquí capturada durante el arribo de las fuerzas de la libertad, no recuerdo como se llamaba pero la muy puta no quería decirnos si estaba ligada a un grupo mayor del que habíamos encontrado durante el combate, bueno a decir verdad tampoco hubiésemos entendido si quisiese ser colaboradora. Ninguno de mis colegas hablaba árabe.

Menos yo, lo más cercano que había estado a un musulmán era cuando niño. En Pampanito, un pequeño pueblo en mi nativa Venezuela donde era común ver a un árabe con su modesto negocio de venta de falafel o de electrodomésticos, tan común era que se le decía “turco”, sinónimo de árabe en mi ignorante comarca, a cualquiera que le diera por vender algo de manera sorpresiva.

Algunas veces me doy cuenta de mis logros. “¡Si que ha llegado lejos el carajito!” dice mi abuela a mi mama. Claro, cuando ella me cuidó solo era un niño introvertido al que incluso golpeaban en la high school (¿o le decían liceo?) ahora soy un valiente soldado de los Estados Unidos de Norteamerica que observa con placer vengativo como los enemigos de mi nueva patria son castigados como “mojame la pepa”, que yace en el frió piso de su celda, con un palo de escoba en su entrepierna sostenido por mi pana Boby y con Jessica que le coloca su poderosa y atractiva pierna entre el cuello y los senos diciendo, cámara en mano y picaronamente, esta foto estará en Playboy muy pronto. “¿Qué titulo tendrá? ¿Chicas malas de Iraq sedientas de libertad?” le dije con el mejor animo “Recibiendo libertad!”, me corrigió con una sonrisa incontenible, “esta mujer debe estar agradecida!, primera vez que un hombre la toca. Son unas tontas las árabes! de lo que se pierden! Ja ja ja ja”.

Comía unas papas fritas. Como disfrutando un juego de los Yankees. Aquel espectáculo era lo único con que contaba en ese desierto. Si tuviera algo de ESPN o Playboy TV seguro no fuese tan eficiente en la guerra contra el terror pero la pasara mejor. De todas formas ganaremos. Un ligero olor a mierda interrumpió mi pensamiento poco republicano y si muy demócrata. “¡Te has cagado de placer perra!” gritó Jessica, esa catira que me ha empezado a gustar después de tanto comentario obsceno, “me han dicho que para que los perros no se hagan en la casa algunos acostumbran restregarle la cara contra sus regalitos” le dije. “Eres brillante!” Me dijo Jess volteándose y picándome un ojo.




Sin previo aviso

Son las 5:00 de la mañana, otro día de guerra. Me levanto y me hago la señal de la cruz frente al cristo que tengo al lado de mi cama pegada con cinta. En el Vivac se siente mucho ánimo hoy. Se esperan noticias del frente, al parecer han capturado algunos miembros del gobierno de Saddam Husein. Dudo mucho que ese dictador tuviese “miembros del gobierno” solo él gobernaba. Tengo que ir rápido a cubrir mi turno matutino.
Llegue hasta que mi supervisor Samuel L. Thomson, no es militar es personal de una contratista de seguridad, he hecho una buena amistad con él. “¿Qué hay negro? ¿Cómo esta todo pana?” haciendo un poco de esfuerzo para que me saliera casi natural mi propio acento materno. Tanto tiempo en Miami te hace olvidar que hablas como venezolano y no como cubano exiliado. ¿What´s up men? Me contestó Samuel. Ya no me mira raro cuando le digo negro. Hace tiempo le explique que en Venezuela le decimos negros a los negros por cariño y no porque antes eran esclavos como en “América”. Para nosotros es difícil ser racistas. Lo hemos intentado pero con poco éxito. No logramos alcanzar los estándares internacionales en esta materia.
“Deberíamos cambiarle el uniforme naranja, según los expertos en modas el rojo será el nuevo negro este verano” le dije a Samuel tomándole el pelo. “Haré llegar tus recomendaciones a mis jefes, puede que me gane un ascenso!” me contestó con el mismo animo. Escuchamos unos llantos sordos de “mojame la pepa”. Casualmente pasamos por su celda. Aun estaba desnuda y con excremento en el cuerpo. “Es algo atractiva esa mujer, ¿no?” dije “¿te gusta esa mujer?” me dice extrañado Samuel. “La prefiero a ella llena de mierda que a ti perfumado!” reímos.
Delante de nosotros, a unas cuantas celdas de “mojame la pepa”, esta un medico y unos soldados con unas varas eléctricas y envases de agua. Hay un hombre desnudo tirado en el piso con una cara que evoca a la de un cadáver. “Se quedaba dormido incluso con las patadas así que optamos por los electrochoques” nos contó el medico. “Se ha comprobado que la privación del sueño desbloquea la capacidad mental para resistir un interrogatorio”. “Interesante” le dije. “Lo último en tecnología medica ¿no? Cierto Matasanos?” repico Samuel. El medico le lanzo una mirada de desdén que casi podía tocarse, imagino que de repente recordó su juramento hipocrático. “No se ponga así, no critico el método sino al practicante” dijo Samuel intentando sacar de sus casillas al heterodoxo medico. No hubo más palabras. Y menos del interrogado que sin darnos cuenta abandonó el mundo de los vivos sin tener la cortesía de avisar.
Boby
“No le quitó el protector a los binoculares, en serio” me decía Boby. “El presidente no seria tan tonto. De repente fue jugando” contesté su irrespetuoso comentario sobre la visita sorpresiva del presidente de la nación al USS Enterprise donde compartió con el personal que participa en la ocupación. “a mi me parece un hombre con decisión que no espera que lo arropen las circunstancias. Decide”. “Yo no critico su capacidad para gobernar sino su capacidad para quitarle el protector a los binoculares” me calló. Boby se puede considerar todo un demócrata, antes que votar por un republicano preferiría que se le secara la mano, o algo así me ha comentado. Pese a eso es un militar excepcional. Capaz de hacerle decir a cualquier árabe “God Bless América” con sus ampliamente conocidas dotes de inquisidor. “Una buena alma” así lo calificaría nuestro presidente.

Personalmente creo que no lo hace por su país. Pero somos la democracia más avanzada del mundo podemos tolerar ese tipo de comentarios incluso en plena guerra y justo en el frente. Boby me parece un tipo volátil. Se dedica a golpear y torturar a los combatientes enemigos capturados no para saber donde están las armas de destrucción masiva que ponen en peligro nuestra seguridad nacional sino porque busca saciar la frustración de no estar con la hija y la esposa que dejó en Texas. Eso es lo perverso de tener hijos en la adolescencia comienzas a darle importancia a otras cosas antes que a la patria.

Hoy abra una pequeña tertulia en la cárcel, estaremos de guardia nocturna Boby, Jess, Samuel y yo. Espero que Boby no comente nada de los binoculares del presidente. Nada más chocante en un encuentro social que escuchar a un militar demócrata burlarse del presidente de mi nación, no Venezuela sino USA.


Fiesta

“El chaleco militar te queda muy bien ¿sabes?”. “¿Me estas coqueteado Jonathan?” Me dijo Jess. “Considéralo como tu quieras de todas formas no cambiará el hecho de que te quede bien el chaleco”, “Gracias guapo” me dijo. “El alcohol como que nos esta poniendo un poco calenturientos ¿no?” interrumpió Samuel recordándonos que estamos en un grupo. “Tal vez un poco” le dije.

“Si vale, además, los que tienen que estar calientes son estos para la pose” dijo Boby al mismo tiempo que golpeaba a un hombre delgado desnudo al que le indicaba que se colocara sobre otros dos para que pareciera un sándwich homosexual. Al principio se negaba pero los tantos golpes de Boby lo convencieron de que no seria tan malo abrazar cariñosamente a sus compañeros. Tan tétrica era la escena que me entretuve con el trasero levantado y duro de la fotógrafa, es decir Jess, que se colocaba sugerentemente entre el objetivo de su cámara y mi mirada furtiva.

A estas el negro Samuel, compitiendo con Boby por el puesto de inquisidor de la noche, colocó su pesado cuerpo sobre los tres en pose de vencedor. ¡Hey Baby! Look that!. Jess tomó toda la gracia del momento. Podría decirse que esa foto reflejaba todo el espíritu de esta gesta histórica. Esta cruzada del mundo civilizado contra la infamia del mundo musulmán. Nosotros no solo somos los soldados de la bendita Norteamérica, de la libertad y la razón, somos los soldados de la cristiandad y dios mismo.

Si me viese mi abuela. Lo lejos que he llegado. Soy el orgullo de la familia. Un buen republicano. Que defiende su país. Bueno, mi nuevo país. Llevo la libertad y la democracia a esos salvajes que ahora están siendo fotografiados por mi futura esposa Jess. Mis hijos y mis nietos estarán orgullosos. Seré su Superman y su Batman juntos. Alguien que colaboró para hacer un mundo más seguro para la democracia llenando de mierda a una mujer violada y quitándole la vida a un recluso a punta de quitarle el sueño con varas eléctricas, dándome tiempo incluso para pensar en el ultimo grito de la moda en diseño de uniformes para la población carcelaria y conquistar el dulce y tierno corazón de la catira Jess. Seremos una familia cristiana que servirá a su sociedad, seremos dignos miembros de la sociedad más avanzada del mundo.

Julio César Castellanos
jcclozada@gmail.com